sábado, 19 de abril de 2014

Los pasteles y los eunucos


Actualmente es una costumbre extendida a todo lo largo y ancho del mundo el celebrar el cumpleaños de niños y adultos con un gran pastel, este puede ser de chocolate, tres leches, de frutas, de merengue, de zanahoria, de queso, etc., etc., existen miles de combinaciones posibles y sabores de toda índole.

Pero… alguien se ha puesto a pensar como comenzó esta hermosa manera de convivir, hay varias explicaciones, sin embargo pienso que la que da Herodoto de Halicarnaso en “Los nueve libros de la Historia” es la más adecuada.

Se cuenta que el rey de Samos, un sabio llamado Policrates solicito a la tribu de los Samnios un tributo de  500 niños que serian castrados para volverlos eunucos y venderlos a los persas, a cambio de darles asilo en su isla, los samnios aceptaron pero he aquí que le dijeron a Policrates que sus dioses exigían que celebraran grandes fiestas en el día que nacieron los niños, Policrates acepto pero les dijo que debían concentrar a los niños en unos edificios destinados a prepararlos para que los Persas se los llevaran y que si deseaban celebrarles seria en ese lugar, además de que el, Policrates, no les daría nada de comer mientras estuvieran allí, con esto trato de forzar a los samnios a que se apresuraran.

Al día siguiente los samnios se presentaron en el edificio donde estaban los niños y durante la fiesta de cumpleaños de uno de ellos les entregaron a cada niño panes bañados con miel que estos ingirieron, al terminar la tarde Policrates se presento para indicar que al día siguiente se irían los niños rumbo a Persia pero los samnios le indicaron que al día siguiente cumplía años otro de los niños, esto molesto a Policrates pero los samnios le dijeron que caerían grandes maldiciones sobre el si dejaba ir a los niños sin la respectiva fiesta a los dioses.

Así que permitió esta fiesta, al terminar de nuevo se presento y los samnios le indicaron nuevamente de un cumpleaños infantil, Policrates siguió permitiendo esto pero a condición de que el no daría nada de comer a los niños, los samnios día con día en cada fiesta repartían pan bañado con miel.

Después del centésimo niño cumpleañero que se celebraba, Policrates entre aburrido y divertido dio la libertad a estos niños que lejos de enflacar durante su encierro parecía que habían subido grandemente de peso.

Por eso cuando celebremos el cumpleaños de uno de nuestros niños, recordemos que hubo una ocasión en que esta celebración sirvió para salvar de la esclavitud a los niños samnios.

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