sábado, 16 de febrero de 2013

Obtener oro alquímico, mis andanzas en esta materia.

Una de las mas interesantes cosas que un hombre puede intentar hacer es buscar la manera de hacerse millonario con poco trabajo, de esa suerte que han nacido las loterías en todas las naciones del mundo, quien en nuestro tiempo no ha comprado un billete de lotería durante algún dia miércoles a uno de los clásicos vendedores que circulan aun en nuestras ciudades o en algún estanquillo:
-               -Dame el 231275 – le decimos al tendero en voz baja y conspiradora – que he soñado por 4 noches con   que mi tio Sofocles que murió hace 15 años lo trae escrito en su camisa.

Esto sin recordar nosotros que el tio Sofocles había estado preso en sus tiempos con ese numero efectivamente bien cosido a su camisa.

Pero bien, el hecho de que aparezca en nuestros sueños convierte esa situación en poco menos que cabalística y nos hace pensar que si el tio Sofocles ha tomado la molestia de aparecer en medio de nuestros mas hermosos sueños, en los que nos encontramos en Cancun siendo apapachados por un par de rubias, es por que algo de importancia tendrá que decirnos.

Ya después de cumplir con la compra del billete llega el dia del sorteo, por lo general un viernes por la tarde en la que la emisora va soltando los números mientras noc comemos las uñas, para darnos cuenta de que ninguno de ellos coincide con el numero de presidiario de el tio Sofocles al que maldecimos entre dientes y prometemos no llevarle jamás flores al panteón, aunque esto de por si jamás lo hacemos.

Después de un par d eexperiencias en este campo de comprar billetes de lotería cayo en mis manos hace un tiempo un libro de alquimia escrito por un tal Cyliani, donde con un lenguaje altamente empalagoso relataba la manera de crear oro de materiales como el plomo, lo cual puso interesante la lectura del mismo y además ese mismo dia consegui un libro de Fulcanelli llamado “el misterio de las catedrales” donde se contaba que en Notre Dame, había escrito en lenguaje mágico, el cual develaba el libro, la manera de hacer oro, es decir ALQUIMIA.



Armado con este par de libros, una jarra de café, unos tenis viejos y una mochila me dispuse entonces a convertir las piedras en oro, en poco tiempo me volveria ultramillonario, pero como todo el que escribe es soñador y en nuestros tiempos algo dado a navegar por la internet, me pase mediodía viendo playas, coches y casas de algún artista que quisiera venderla, para prepararme en que iba a gastar los preciados lingotes que iba a fabricar esa misma tarde; bien despues de dejar eso de lado me puse en primer lugar a verificar lo que era menester obtener y he aquí que me tope de primera mano que todo buen alquimista necesita un gorro frigio.

     -¿Qué rabanos es un gorro frigio? – fue mi primera reacción.

Asi que despues de escribir esto en internet me arrojo la siguiente respuesta:

“El gorro frigio es una especie de caperuza, de forma aproximadamente cónica pero con la punta curvada, confeccionado habitualmente con lana o fieltro.”

Además de que era rojo, en todas las imágenes que el buscador me arrojo la dichosa prenda era roja, por lo que me dispuse a asaltar el cuarto donde guardábamos las cosas viejas o que solo usábamos de año en año y en efecto, allí estaba un antiguo traje de Santa clos, revise el gorro, conico, era de alguna tela parecida al fieltro, claro que no se una palabra de telas, asi que decidi usar ese, solo le corte la bola de adorno que llevaba en la punta, bien misión cumplida.

Enseguida venia el otro ingrediente indispensable, una olla de hierro, la cual sustitui con una hermosa olla express de aluminio, ya que el hecho de ser alquimista no debía estar reñido con la modernidad, también observe que se necesitaban unas tres toneladas de leña, je je je, una trampa mas, tengo a mi disposición una estufa con horno de gas y un horno de microondas, por calor no iba yo a parar, y es que el solo hecho de pensar en cortar leña era un asunto que me daba bastante flojera, además de que en Campeche, donde vivo desde hace años, la SAGARPA no entendería muy bien que yo cortara arboles para mi proyecto alquímico y entonces si que iba a tener que soltar oro para evitar que me metieran preso por talamontes.

Resueltos esos puntos pase al siguiente ingrediente “sangre fresca”, bien, como no especificaba el tal Cyliani de que tipo de sangre fuera y mucho menos que tan fresca debía ser opte por ir al “mercado del campesino” a un par de cuadras de mi casa y consegui un par de kilos de una suculenta moronga que preparan allí, asi a la vez de hacer mi experimento alquímico podía comer un poco ya que empezaba a hacer hambre.

Con esto listo el libro indicaba, mercurio destilado, 100 gramos, dicho y hecho me dedique a “decomisar” en mi casa, casas de parientes, trabajo y amistades todos los termómetros que pude encontrar, luego con la ayuda de una lima fui abriendo el termómetro y depositando las gotyas de mercurio que pude en un recipiente, si bien no creo haber obtenido no siquiera 10 gramos de este no le di importancia ya que no soy ambicioso, lo que pudiera obtener de oro seria suficiente.

Bien, el siguiente ingrediente eran “tierras podridas”, las cuales decidi sustituir por un saco de “tierra vega” que compre en alguna ocasión en que pensaba dedicarme a sembrar tomates en una maceta, con lo que estaba a solo un paso de obtener las riquezas que quisiera obtener.

Verifique el libro y de inmediato me percate de que aun faltaba un elemento importante, era una piedra que solo podía dármela la ninfa de la ciencia, esto de por si era un gran aprieto ya que para empezar no sabia que aguacates era una ninfa, por lo que recurri al internet una vez mas y cuando obtuve la respuesta me quede congelado ya que las ninfas suelen vivir en arroyos, además hay miles de ellas y por lo que veía eran oriudas de europa, y como el libro de Cyliani no especificaba el lugar exacto y no era caso de ir a europa y visitar todos los arroyos existentes e ir preguntando a cada ninfa que encontrara:
-         
                    - ¿disculpe es usted la ninfa de la ciencia?

 Ya me veía recibiendo las mas variadas respuestas:
-         
                      - No amigo, soy la ninfa de la astronomía

-                  - No amigo, eso es en el arroyo 789, este es el arroyo 125

-                  -No, soy la ninfa del espíritu
-        
                     -   No, soy la ninfa de los toreros
-                    
                        -   Entiendame bien señor, soy un duende, me oyo DUENDE.

Y asi por el estilo, me pregunto por que no podían elegir para darme el ingrediente final a una de las 9 musas.

Despues de checar esto suspire, me quite el gorro frigio que me confeccione, apague la estufa y me dirige a la sala a ver la televisión donde pasaban una repetición mas del “señor de los anillos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario