martes, 12 de febrero de 2013

¿QUE TANTO DEBEN LOS PADRES A LOS HIJOS PERMITIRLES TOMAR SUS PROPIAS DECISIONES?



Ser padre es una gran responsabilidad, se debe de tener la convicción de que al nacer un hijo, este pequeño ser que acaba de llagar al mundo es indefenso, es una vida que requiere de ser atendido, protegido y sobre todo, educado.

Podemos empezar por esa palabra, EDUCACION, ¿Qué significan en si esas 9 letras, meditémoslo y podemos llegar a coincidir en que su más profunda acepción es la de darle simplemente herramientas a nuestros hijos para desenvolverse dentro de una sociedad, como podemos observarlo día con día en nuestra casa, escuela y en los medios de comunicación hay ejemplos sobre lo bueno y lo malo de la inculcación de los principios que pretendemos derramar en nuestros hijos.

Ahora bien, llega un momento en que los padres debemos preguntarnos, ¿Qué clase de ciudadanos estamos educando?, ¿tal vez alguien dependiente de nosotros?, ¿una persona decidida e independiente?

Es en la medida que estudiamos esta respuesta, de acuerdo a nuestros ideales, que queramos o no, siempre tratamos de enseñar a nuestros hijos, por ejemplo, el equipo de futbol al que somos aficionados, los libros que leemos o los que no leemos, la religión que profesamos, y todo el entorno que rodea a nuestros pequeños.

A partir de que nuestro hijo toma conciencia y se ve influido por todo ello es que la labor de los padres se vuelve delicada, en primer término tenemos un mundo familiar seguro, al menos desde el punto de vista del pequeño, y fuera de nuestra casa comienza un mundo lleno de peligros, tentaciones y muchos desafíos con el que nuestros hijos se enfrentan cada día cuando salen del hogar.

He aquí que algunos padres han caído en la cómoda actitud de ser permisivos, con el afán de inculcarles a los hijos el pensamiento independiente, piensan que dejándolos al “garete”, como comúnmente se dice, les están enseñando a sus hijos a que tomen sus propias decisiones.

Si nos ponemos a analizar esto, veremos que no es la correcta, un muchacho sale a la calle y por la presión de los amigos se ve inmerso a conductas que muchas veces caen en la drogadicción o en tener relaciones sexuales a muy temprana, e incluso en delinquir como una manera fácil de obtener ganancias e integrarse a el circulo vicioso que en muchas ocasiones acecha a nuestros hijos.

¡¡¡La culpable es la sociedad!!!, ¡¡¡el gobierno tiene la culpa!!!

Son las dos principales frases que nos llegan a la mente en cuanto nos encontramos que nuestros hijos han caído en conductas impropias, es tan fácil culpar a los demás, además de afirmar ante aquellos que están cerca de nosotros:

¡¡Mi hijo en mi casa jamás vio un mal ejemplo!!

Y estoy seguro que en la mayor parte de los casos es verdad, nosotros, trabajadores honrados, gente que trata de luchar día con día, de traer la comida y la comodidad a nuestras familias jamás hemos realizado ningún delito o falta que nuestros hijos hayan podido tomar como mala enseñanza, ni siquiera les ayudábamos en sus tareas porque era obligación suya hacerla.

No nos hemos molestado en escucharlos cuando los veíamos preocupados, ya que el debe resolver sus problemas. Y ¡es verdad!, nosotros no podemos vivir la vida de nuestros hijos, no podemos evitar los peligros externos, la policía tiene la culpa por no detener a los maleantes.

Señores, esta es una actitud COMODA, una actitud bastante deshonesta, pasarle la obligación de ser padre a cualquiera a nuestro alrededor, la escuela, el gobierno, la iglesia, etc. Menos a nosotros, pensamos que llevando el diario sustento y siendo permisivos para que nuestros hijos nos permitan ver la televisión un rato es lo adecuado.

Como padres debemos asumir de una vez por todas que, nuestra obligación es educar a nuestros hijos, y eso significa que debemos enseñarles a decidir, a tenernos la confianza suficiente como para que nos platiquen sus problemas, 

PERO, ¿como logramos ese prodigio?, la vida actualmente se ha vuelto distinta a cuando éramos muchachos, no puede ser falta de comunicación ya que les hemos comprado a nuestros hijos celulares, computadora con internet, además hay teléfonos públicos, etc. Etc.

Además de que por si eso fuera poco queda el muy arcaico sistema de hablar cuando nos encontremos en la casa, como padre ¿no se que mas pueda necesitar para que mi hijo se comunique conmigo?

¡Oh! Es verdad, cuanta sabiduría perdida a causa de que nuestros hijos, nuestros sobrinos, no nos comunican ninguna de sus inquietudes.

¿Cómo se cruza un abismo?

Construyendo puentes, así es, entre nuestros hijos y nosotros debe haber puentes, y estos solo se pueden crear con CONFIANZA, algunos que crecimos en épocas anteriores al internet, podemos recordar que cuando hacíamos algo mal, lejos de decirnos el por qué era malo, de inmediato nos caía un castigo, de diversa índole, estos castigos lejos de corregirnos, nos daban la enseñanza de que era mejor quedarse callado a confesar que habíamos hecho algo que ignorábamos era malo.

¿Qué de malo tenía que nuestro padre se nos acercara y simplemente nos enseñara el por qué estaba mal nuestra conducta?

Lo poco que puedo deducir de esos tiempos es que debían tener temor a que percibiéramos que no sabían la respuesta y de allí que su imagen paternal pudiera verse mermada ante nuestros ojos.

Ah como cambian los tiempos, y como prevalecen los errores, es hora de que como padres, mentores o personas que tienen la obligación de educar a un muchacho o niño, comprendamos que lo principal es crear confianza y esa solo se hace escuchando, sentémonos a hablar de cosas sin importancia, de la tele, de las noticias de cualquier cosa con nuestros hijos y preguntémosles si les agrado, que si piensan esto o aquello, animémoslos a contestar y después, no nos burlemos de sus respuestas, analicemos, digámosle de manera sencilla que, si bien, su respuesta es interesante tal vez deberíamos obtener más información antes de pronunciarnos a favor o en contra de algo.

No tengamos miedo a que nuestros hijos vean que no tenemos una respuesta, pero mostrémosles que estamos dispuestos a averiguar con ellos estas respuestas, démosles la confianza de decirnos que su amigo Pedrito, es lector de historietas y preguntémosle si ha leído estas, cuando crezca nuestro hijo nos tendrá la confianza suficiente como para decirnos, “Papa, Mama, Pedrito hoy fumo”, y lejos de prohibirle amistades, la prohibición hace apetitoso lo negado, preguntémosle si lo hizo, preguntémosle si le gusto y después digámosle porque es malo hacerlo, las consecuencias para el por ese simple acto que realizo.

Si señores, brevemente les digo, no nos sentemos en la comodidad de decir que “no me meto en las cosas de mi hijo por que el debe aprender a decidir”, recordemos que los padres estamos para educar y que decidir no es echar una moneda al aire y dejar que la suerte nos diga que hacer, no, decidir es un estado de meditación consiente, lejos de coacciones y castigos, basado en la confianza y la información y eso es lo que los padres deben inculcar a los hijos, la forma de decidir, los padres deben ser los formadores de opinión por excelencia, los maestros, no para echar en cara los errores cometidos, sino para mostrarle los caminos a los hijos y las razones que deben tomar en cuenta para elegir.

Gracias

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