lunes, 6 de febrero de 2012

La Luz

Marcos se encontraba tendido en el pie de las escaleras que subían desde el sótano a la casa, sus oídos Zumbaban y sentía un calor atroz, su boca seca y con un sabor salado, no sabía cuánto tiempo llevaba en ese lugar, solo el recuerdo de esa luz que inundaba todo justo en el momento que abría la puerta para entrar a la cocina, después la negrura absoluta.

A juzgar por el dolor que sentía en el cuerpo debía haber rodado a lo largo de las escaleras hasta quedar tendido en el suelo, la oscuridad le rodeaba casi totalmente, la única luz que se observaba era la que enmarcaba la puerta, una desesperación se adueño de su ser, el recuerdo de su esposa le lleno la cabeza, ella debía estar en el momento que el cayo, preparando la comida del día, su pequeño hijo Marquitos a quien le decían cariñosamente "la máquina de comer", estaría buscando alguna nueva travesura que realizar, tal vez encerrar al gato en la lavadora...

...los ojos le escocían un poco, sin embargo de acuerdo con lo poco que podía ver estaban en perfectas condiciones, con un poco de esfuerzo logro mover su mano derecha, aunque no estaba fracturada sentía que algunos músculos le dolían en cuanto los movía, sobre todo si trataba de doblar el dedo índice una electrizante cantidad de dolor le corría en línea recta desde la muñeca al codo, lo mismo pasaba en las demás extremidades, magulladuras y algunos cortes por donde la sangre ya seca se pegaba a su ropa.

De nuevo los recuerdos llegaron, la risa de Marquitos mientras le correteaba, los besos de Irma y los ladridos de Spanky eran por lo general la norma en la casa, desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche, pero en ese momento el silencio era absoluto.

Una punzada de desesperación se clavo en su abdomen, debía saber que ocurría, el recuerdo de esa intensa luz le lleno de nuevo la cabeza, al punto de que le pareció que el corazón le golpeteaba en las sienes, temía lo que significaba, sin embargo trato de calmarse, lo más probable era que hubiese tropezado con el ultimo escalón y caído al vacio, su esposa debía haber estado usando la licuadora en ese momento, ese aparato que su madre le había heredado y que a su vez ella había heredado de su madre, un cacharro de fierro de los años sesenta que hacia un ruido infernal, hasta Spanky huía despavorido al escucharlo, la policía muchas veces había hecho acto de presencia a petición de los vecinos para averiguar de qué se trataba el escándalo, después de averiguarlo se largaban murmurando sobre los inconscientes que no aceptan el progreso y el derecho del descanso de los vecinos.

Marcos observo de nuevo hacia arriba, la luz enmarcaba la puerta dejando pasar sus destellos a través de ella, algunas motas de polvo bailaban alrededor creando el efecto de rayos que convergían en la alta pared que se encontraba frente a ella a escasos dos metros, sin embargo, a pesar de la vivida y tranquilizante luz, el silencio era cada vez más espantoso, le llenaba la cabeza de amenazas y le enloquecía poco a poco.

Desecho de la cabeza sus temores y trato de sacudirse de la cabeza todos los fantasmas de duda que le rondaban, trato de gritar llamando a su esposa pero su garganta reseca apenas pudo emitir un leve gemido, el deseo de agua era intenso, el sabor salado en su boca era desesperante, poco a poco se acerco a la escalera, se tomo del pasamanos de metal, este se sentía frio, sumamente helado, lo cual le pareció extraño, durante ese verano el calor era tan intenso que cualquier objeto metálico prácticamente ardía.

Después de tomar un poco de valor comenzó a subir, el dolor en todo su cuerpo le hacían tratar de detenerse, al llegar a la mitad de la escalera se detuvo a descansar, la cabeza le dolía y el silencio, ese maldito silencio, le reventaba los oídos, trato de calmarse, sus temores eran infundados, del otro lado de la puerta estaban ellos, su esposa, su pequeño hijo y su perro, todos esperándolo para comenzar a comer, salchichas con queso gratinado era lo programado para el día, un buen vaso de naranjada con hielos hechos en el refrigerador de la casa y rematar con un buen pedazo de pay de queso, todo ello casero ya que gustaba poco de la popular comida pre cocida y congelada para el horno de microondas, es mas a pesar de los ruegos de Irma se había resistido a comprar un horno de estos, le parecía que el sabor que dejaba a los alimentos era muy artificial.

Aguzo sus oídos pero todo seguía igual, silencio solo silencio, la luz que enmarcaba la puerta le pareció más intensa que antes, las motas de polvo bailaban y se mofaban de él, los latidos en sus sienes se habían calmado sin embargo el dolor del cuerpo era aun más intenso, las magulladuras en sus piernas le exigían que se rindiese y se dejase caer de nuevo, solo era la voluntad de ver detrás de esa puerta lo único que le sostenía, de ver a su familia, a quienes le parecía tener siglos de no ver.

Con un gran esfuerzo se obligo a moverse, primero el pie derecho y luego el izquierdo, de nuevo el ardor de garganta le atenazo en la tortura, pero pronto terminaría el suplicio, su mujer le daría un buen vaso de naranjada y curaría sus heridas, irían al médico y después del  susto reirían sobre lo ocurrido.

                Un pie primero y luego el otro, la mano izquierda firmemente agarrada al pasamanos que le parecía cada vez mas helado, su mano derecha que se agitaba tratando de agarrar la perilla aun lejana de la puerta y que revolvía el polvo que se arremolinaba en torno a el bailando una macabra danza…

                …Al fin, se encontraba en el descansillo que precedía la puerta, silencio, total silencio era lo único que había, nada, absolutamente nada podía darle a entender que pasaba, solo el recuerdo de esa luz intensa le llenaba ahora el pensamiento, en ese mismo sitio había estado parado cuando ocurrió, la boca seca y deseosa de algo de agua, pero ese maldito silencio…

…De nuevo trato de calmarse, lo más seguro era que estuvieran en el patio, jugando mientras esperaban que el subiera del sótano a donde acostumbraba tumbarse a leer el periódico mientras escuchaba alguna de las marchas militares soviéticas que tanto le gustaban y que sin embargo a su mujer le parecían música estridente cantadas por borrachos.

Sonrió al recordar esto y se lleno de ánimo, levanto el brazo derecho y coloco su mano en la perilla, el recuerdo de esa luz volvió insistente, trato de desecharlo pero esta vez no lo logro, recordó que lo había rodeado hasta volverse casi de color blanco, su mano giro lentamente la perilla, con sus últimas fuerzas empujo la puerta y…

…Quedo de pie cegado por la claridad, era normal que después de un rato en la oscuridad esto ocurriera, sus ojos se fueron acostumbrando poco a poco, aun así bajo la vista tratando de acostumbrarse, cuando al fin logro entornar la vista el corazón le dio un vuelco de tranquilidad, en el suelo se veía claramente dibujadas las siluetas de su esposa y su hijo enmarcadas por la puerta del patio, por lo visto estaban viendo jugar a Spanky en el patio, aun así había algo extraño, su cuerpo sentía un calor demasiado intenso y el silencio era absoluto, trato de relajarse y calmarse, lo mas probable era que el golpe le hubiera causado algún daño en la cabeza que lo mantenía así.

Levanto la vista lentamente, destellos del recuerdo de esa luz que le bañaba le llegaron a la cabeza una y otra vez, al fin llegaron sus ojos a la puerta…

…Miro una y otra vez hasta que cayó al suelo arrodillado y mirando al cielo, la sombra de su esposa e hijo estaban aun en el suelo y llegaban hasta la puerta donde debieron estar de pie cuando la explosión los alcanzo, la planta nuclear había estallado levantando un gran hongo que aun podía verse en el cielo, las casas de alrededor incluso la suya estaban reducidas al piso donde se asentaban, las llamas ardían en los pocos restos que quedaron, los pisos de cada casa alrededor presentaban como una fotografía las sombras de sus ocupantes cuya imagen había quedado grabada en el último acto de su vida.

Al fondo de la calle había un letrero que antes no se veía desde su casa y que decía:

“LA ENERGIA NUCLEAR ES LIMPIA,  LA ENERGIA NUCLEAR ES VIDA”

Marcos comenzó a reír enloquecido.





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